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Definida por el Banco Mundial como "lo más parecido a una sociedad digital", la pequeña república exsoviética de Estonia es un país modelo en aprovechamiento de las tecnologías de la comunicación y la información, pero al mismo tiempo es el más dependiente de la ciberseguridad del planeta.
Toda la administración pública estonia está digitalizada. Ya no existen ya registros en papel. “En nuestro caso, si perdemos los archivos digitales estamos terminados como país. No tenemos registros de papel”, explicó el pasado viernes Siim Sikkut, jefe de información del Gobierno estonio. "Tenemos muchos sistemas de seguridad, pero las cosas en Estonia, como en cualquier lugar, pueden fallar", comentó a un grupo de corresponsales europeos.
El país báltico ha llevado más lejos que nadie a las preguntas que se hace todo el mundo sobre ciberseguridad. ¿Qué pasaría si alguien lograra perpetrar un ciberataque o un atentado terrorista convencional contra un centro de datos? ¿Qué pasaría si hubiera un grave desastre natural o si, a causa de un golpe de Estado o de una invasión, el Gobierno perdiera el control de su territorio? La agresión militar de la vecina Rusia a Ucrania en 2014 hizo más urgente actualizar las respuestas a estos interrogantes.
El Gobierno concluyó que las copias de seguridad que hay dentro del país y sus más de 30 embajadas en el mundo no sería suficiente para asegurar la continuidad del sistema en caso de una gran crisis. En un país donde el 98% de las transacciones bancarias se realizan digitalmente y casi todas se firman con el DNI electrónico, el sistema debe estar permanentemente disponible con altas garantías de privacidad. "En caso de que haya una crisis en Estonia, es clave que los servicios de autenticación y autorización digital continúen operativos", afirma el Gobierno.
"La conclusión fue que es necesario tener una última copia de seguridad fuera de nuestras fronteras", explica Sikkut. Colocar los contenidos en manos de una empresa privada especializada en servicios de nube digital, como Google o Amazon, no era una opción. El país no tendría pleno control sobre los datos. La alternativa fue desarrollar su propio sistema junto a Microsoft. El proyecto fructificó el pasado 20 de junio con la firma de un acuerdo con el Gobierno de Luxemburgo para abrir en su territorio una embajada digital, un centro de datos de alta seguridad reservado, dentro de las instalaciones del Gobierno de Luxemburgo, donde se guardarán datos críticos para Estonia (el censo, el catastro, el sistema de pagos, el sistema de pensiones…). ¿Por qué Luxemburgo? “Elegimos este país por una cuestión de infraestructuras y porque tenemos muy buenas relaciones bilaterales. Espero que en el futuro haya otros países que abran sus propias embajadas de datos”, afirma el primer ministro de Estonia, Jüri Ratas.
La localización física de los servidores es secreta. Al igual que con las embajadas tradicionales, el interior de sus muros se respeta como si fuera su propio territorio y el país de acogida no tiene derecho a traspasarlos, sólo pueden hacerlo representantes autorizados del gobierno estonio. Lo que Estonia plantea es aplicar en el mundo cibernético y en los centros de datos la protección que la Convención de Viena da a las embajadas tradicionales.
El proyecto de abrir una embajada digital es algo más que una innovación tecnológica. “La idea es que si ocurre cualquier cosa, Estonia puede seguir funcionando como Estado aunque no disponga de sus facilidades físicas aquí. El gobierno o el Parlamento podrían seguir tomando decisiones desde cualquier sitio”, plantea Sikkut, abierto a considerar emergencias como una invasión o un golpe de Estado. Si hubiera existido en el siglo XX, durante los 50 años que el país –fundado en 1918– estuvo dominado por la URSS, dice, “podría haberse formado un gobierno virtual en el exilio”. Con visión de negocio, Estonia está construyendo espacio virtual para embajadas de datos de otros países.
(Fuente: La Vanguardia)