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El modelo deinfraestructura pública digital (DPI, en sus siglas en inglés) propuesto por el Banco Mundial y adoptado por instituciones como la AOC representa un cambio fundamental en la digitalización de los servicios públicos, centrándose en la creación de soluciones digitales reutilizables y compartidos que benefician tanto al sector público como al privado. Este enfoque busca una transformación digital inclusiva, eficiente y sostenible superando las limitaciones de los modelos tradicionales fragmentados.
Beneficios del modelo DPI
El DPI proporciona una infraestructura digital común que permite la reutilización de componentes clave como la identidad digital, los pagos electrónicos y el compartir datos. Esto reduce costes, evita duplicidades y fomenta la interoperabilidad entre sectores. A diferencia de los sistemas aislados tradicionales, el DPI facilita:
– Eficiencia: Recursos optimizados gracias a economías de escala.
– Innovación: Promueve la creación de nuevos servicios digitales por parte del sector privado y público.
- Inclusión: Garantiza el acceso a servicios digitales para colectivos vulnerables.
– Escalabilidad: Sistemas preparados para crecer con las necesidades sociales y tecnológicas.
Este modelo no sólo mejora la experiencia del usuario, sino que también refuerza la confianza en los servicios digitales gracias a principios como la privacidad por diseño y la gobernanza robusta.
Comparativa entre el Banco Mundial y la AOC
El Banco Mundial destaca el DPI como una herramienta global para acelerar el desarrollo digital, pero la AOC ha ido más allá al aplicar este modelo en Cataluña con especial énfasis en los servicios compartidos. La AOC ofrece soluciones reutilizables como idCAT, eFACT o Via Oberta, que permiten a los ayuntamientos y otras entidades acceder a servicios digitales avanzados sin tener que desarrollarlos desde cero. Esto no sólo ahorra recursos, sino que también garantiza una experiencia homogénea para los ciudadanos.
Mientras que el Banco Mundial propone un marco general adaptable a distintos países, la AOC ha demostrado cómo este modelo puede ser implementado con éxito en un contexto local. Esto incluye la colaboración con actores públicos y privados para desarrollar herramientas interoperables y accesibles.
Impacto durante la pandemia
Un claro ejemplo del valor del DPI fue durante la pandemia de COVID-19. Países con infraestructuras digitales robustas pudieron desplegar ayudas de emergencia más rápidamente. En Cataluña, las herramientas de la AOC permitieron gestionar trámites esenciales de forma ágil y segura, reafirmando la importancia de una infraestructura compartida.
Retos y oportunidades
A pesar de los beneficios evidentes, implementar un modelo DPI comporta retos como:
– Integrar sistemas heredados.
– Reducir la brecha digital garantizando accesibilidad universal.
– Proteger datos personales frente a riesgos cibernéticos.
La AOC ha afrontado estos desafíos mediante estrategias claras como la formación en competencias digitales, marcos legales sólidos y tecnologías que priorizan la seguridad.
En resumen, el modelo DPI no sólo transforma los servicios públicos, sino que también impulsa un ecosistema digital inclusivo y resiliente. La experiencia de la AOC sirve como referente para demostrar cómo se pueden maximizar los beneficios de esta infraestructura compartida en beneficio de toda la sociedad.
Puede encontrar más información sobre este modelo: modelo DPI del Banco Mundial.